Iquique es la capital regional de la provincia que lleva su nombre. En la actualidad es una ciudad puerto que cuenta con una completa infraestructura urbana y de servicios. En sus calles se pueden apreciar antiguas construcciones que datan del siglo XIX las que en su mayoría han sido declaradas Monumentos Nacionales.

Su importante crecimiento como ciudad es el reflejo de una intensa actividad portuaria y comercial, principalmente focalizada en su Zona Franca y en el desarrollo de proyectos turísticos e inmobiliarios. Sus hermosas playas, buen clima durante todo el año hacen de esta ciudad un destino obligado para quienes viajan al norte de Chile.

Qué ver

La ciudad de Iquique ofrece al visitante diversos panoramas y recorridos que responden a los más variados intereses. Para aquellas personas que gustan comprar artículos de todo tipo y a precios bastante convenientes recomendamos visitar la Zona Franca de Iquique (Zofri). Este es un moderno centro comercial que ocupa una extensión de 240 hectáreas que acogen en su interior más de 400 tiendas destinadas a la venta por mayor y al detalle de todo tipo de productos, desde electrodomésticos hasta cosméticos.

La Plaza Arturo Prat ofrece la posibilidad de admirar hermosas construcciones levantadas durante el siglo pasado, tal es el caso de la Torre del Reloj que fue construida en el año 1877, tiene 12 metros de alto y es un hito en el puerto. A un costado de ella se encuentra ubicado el Teatro Municipal que fue inaugurado en 1890. Este hermoso edificio destaca por haber sido levantado completamente en tabiquería de madera. Su decoración es de estilo renacentista y se conserva en perfectas condiciones hasta el presente. Cabe mencionar que durante el siglo pasado hasta su escenario llegaban las grandes compañías y estrellas del Scala de Milán.

Cruzando la Plaza Prat se encuentra el Centro Español y su casino, hermoso edificio de estilo morisco edificado en 1901 y cuya ornamentación revela un prolijo trabajo de tallado de excelente calidad. Este habría sido fundado un grupo de jóvenes españoles agrupados en una "Estudiantina", que se reunían para cultivar la música hispana. En su interior hay que observar los estucos, maderas policromadas y las escenas del Quijote pintadas por el artista español Vicente Torcedillas en 1908.

Otro de los puntos necesarios para conocer es la Calle Baquedano, lugar donde el visitante podrá admirar casas de estilo georgiano construidas entre los años 1880 y 1920. La principal característica de estas edificaciones son sus corredores a la calle, los pilares y balaustradas de madera, detalles que reflejan el esplendor de las acomodadas familias durante el período de auge del salitre. Complementan este recorrido una serie de imponentes palmeras ubicadas en el bandejón central de esta calle.

Otras construcciones que tienen un interesante pasado histórico son: el edificio de la Aduana, la Estación Central y el edificio de la Administración del Ferrocarril. Estos dos últimos, declarados Monumentos Nacionales, son fiel reflejo de la riqueza que el salitre aportó a esta ciudad. Un buen ejemplo de este período de abundancia son las construcciones de estilo georgiano levantadas en tabiquería de pino oregón encargadas por el ciudadano inglés John Thomas North quien fuera conocido como el "Rey del Salitre" por haber hecho su fortuna gracias a la explotación de este mineral.